domingo, 19 de febrero de 2012

Tras las huellas de Claret, visitaremos Agúimes

Como refleja el programa el sábado saldremos hacia Agüimes, donde los frutos de la misión fueron extraordinarios de tal forma que una imagen de un joven Padre Claret , se encuentra en el altar mayor  al otro lado de San Sebastián.
 La misión en Agüimes empezó el 31 de mayo de 1848. Los actos de la misión tuvieron que celebrarse en "el descampado" pues la iglesia era pequeña y amenazaba ruina (en a la izquierda de la imagen) y el actual templo de San Sebastían (que se ve al fondo) estaba a medio construir. Todavía existe la casa  en donde se hospedó el Padre Claret, no lejos de la actual iglesia de San Sebastián, en la actual calle de José Mesa y López. el Ayuntamiento, le ha dedicado al Padre Claret una calle que es prolongación de la citada. Y también se mantiene la casa desde cuya ventana predicaba el Padre Claret (se ve en la imagen a la derecha)



Así cuenta el Padre Pedro García Misionero claretiano en su obra “CLARET un apóstol grande y genial” la experiencia del Santo en las Islas Canarias: Un día Claret recibe la orden de embarcarse para las Canarias, donde lo solicita el recién consagrado Obispo Monseñor Codina. Y allí se va Claret. El trabajo será abrumador, pero los catorce meses en las Islas serán también una auténtica luna de miel misionera, porque al final dirá el infatigable apóstol que “los canarios me tienen robado el corazón”. En Telde no sabía qué hacerse el cura, de tanto entusiasmo: “Esta población jamás ha presencia-do cosa igual: reconciliados los enemigos más encarnizados; los pecadores más obstinados, penitentes; los escándalos públicos y privados, cortados y expiados; los matrimonios extraviados, restablecidos; las restituciones, satisfechas”. En Agüimes, la policía ha de montar guardia en torno al confesonario del apóstol, “al que acudían ─relata un testigo─, obreros que despreciaban sus jornales, soldados que burlaban la ordenanza, empresarios y terratenientes que abandonaban los negocios”. El último día de la misión, en la que han confesado día y noche siete sacerdotes, comienza la Misa a las nueve; son tres los sacerdotes que se van turnando para distribuir el Pan de Vida, y la comunión no acaba ¡hasta las tres de la tarde!... Y en Teror, lo mismo. A la policía, montada ante el confesonario, ha de decirle Claret: -Fíjese usted bien en ese hombre, y procure que mañana sea el primero, porque ya lleva once días aguardando.. -¡Y yo que no lo había dicho a nadie!, comentaba con lagrimas el agraciado. Al trasladarse de una población a otra se forman procesiones vistosísimas, de hasta dos mil per-sonas y más, que rezan y cantan y... desesperan a la policía. Fue en Canarias donde tuvieron la ocurrencia, inmortalizada en ilustraciones de algunas vidas del Padre Claret, de formar un cuadro con tablas, en el que metían al Misionero, para que así pudiera caminar en medio de la multitud...
Claret escribe: “No podría explicar el gentío inmenso que me acompañó en las diez horas del viaje a Tirajana; los arcos triunfales que me hicieron por todas las poblaciones que atravesé, compuestos de palmas verdes y amarillas, con unos Juegos o compuestos admirables; las calles enramadas, de flores por el suelo, de palmas y ramos por los muros o paredes, y en los balcones damascos, y echando flores por las calles y caminos. Otros, con unos hornillos en las manos, quemando incienso; otros disparando fusiles, otros con fuegos artificiales, y todos gritando: -¡Viva la Religión de Jesucristo! ¡Viva la Virgen Santísima! ¡Viva el Padre Misionero!”... Y a su Obispo de Vic: “Yo voy como un desesperado, predicando y confesando día y noche, y, no obstante, las gentes se han de esperar nueve días con sus noches... Traen de su casa un zurrón de harina de maíz, y así viven y esperan. Son muy constantes y perseverantes en los propósitos de la misión, de suerte que esto, junto con otras virtudes que les veo practicar, me tienen de tal manera robado el corazón, que será para mí muy sensible el día que los tenga que dejar para ir a misionar a otros lugares”. (CLARET un apóstol grande y genial Pedro García Misionero claretiano)

Y en la Autobiografía leemos... 
 (480) A principios de febrero llegamos a Tenerife, en que prediqué el domingo, y el lunes salimos para la Gran Canaria. Di ejercicios espirituales a los Sacerdotes en un salón de Palacio, y el Sr. Obispo presidía todos los actos. También di ejercicios a los estudiantes del Seminario e hice Misión en todas las Parroquias de la Isla de la Gran Canaria. 481. Con mucha frecuencia tenía que predicar en las plazas, porque en los templos no cabía la mucha gente que se reunía en cada población para oír la santa Misión. Y siempre prefería predicar en la plaza que en el templo cuando había mucha gente, por muchas razones que fácilmente se dejan conocer. 482. Lo que más me apuraba era oírlos a todos en confesión general como deseaban hacerla. (Al) efecto, decía a los demás Sacerdotes que me ayudasen y les decía cómo lo habían de practicar para hacerlo bien y prontamente. A fin de evitar que los penitentes se riñeran por coger el puesto antes que otros, hacía formar listas a proporción que iban llegando. De ocho en ocho, que eran cuatro hombres y cuatro mujeres, les hacía signar y santiguar a la vez y rezar conmigo el Yo pecador. etc., y esto me servía mucho; si no, cada uno me detenía mucho esperando que se signara y rezara lo que acostumbran antes de confesarse, y así, rezado esto en común, se acercaba cada uno en particular cuando le daba su turno. De esta manera se ahorraba tiempo y se evitaban luchas y el que se echasen encima del confesonario. 483. Cuando concluía la Misión, toda la gente de la población me salía a acompañar y la población adonde iba me salía a recibir. Los primeros me despedían con lágrimas y los segundos me recibían con alegría. No explicaré todo lo que ocurrió en aquellas poblaciones, porque me haría interminable. (Autobiografía)

Sin duda, la Asamblea de Canarias y la posibilidad de pisar y rezar en los lugares que mantienen viva la Historia y la presencia de Claret, será un momento de gracia para nuestra región y renovará en nosotros el ardor Misionero de nuestro Fundador. Que así sea.

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